jueves, 26 de febrero de 2009

SERVILLETA.

Gracias a una servilleta, estoy enamorada de ti. Un simple trozo de papel con el logotipo del McDonals donde coincidimos aquel 7 de marzo. A mí nunca me gusta ir a comer sola, que la gente te vea e intuya como es tu vida solo porque no tengas nadie a tu lado, no va conmigo. Pero ese día no tenía más remedio que comerme una ensalada César sin compañia. Estos sitios siempre están llenos, y con lo estresada que es mi vida, no me da tiempo a mirar a mi alrededor. Es por eso, que no me di cuenta que estabas a solo cuatro metros de mi. El amor de mi vida a cuatro metros y yo peleando con el envase de la salsa César. Te levantase a tirar lo que contenía tu bandeja y pasaste por mi lado, tengo que reconocer que en ese momento si que observé tu paseito y tus pantalones vaqueros, sobretodo. Seguí con mi preparación de la ensalada cuando muy amablemente me recojiste la chaqueta que por culpa de los respaldos de esas sillas, se me cayó. Al girarme para ver quien me la estaba dando, me crucé con tu mirada. Unos ojos preciosos que hacían juego con tu sonrisa y compaginaban perfectamente con el resto de tu rostro. Una extraña sensación invadió mi cuerpo, y no dejó que dijese ni un simple gracias. Al ver que yo no reaccionaba, te fuiste y al minuto me dejaste en una servilleta escrito con una letra que me encantó: "Puede que tomando un café, me agradezcas que te he recogido la chaqueta". También ponía un número de teléfono y un nombre. El nombre del chico al que amo.

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