jueves, 22 de abril de 2010

LOCA.

Pasea por la calle. Sin un destino fijado. Sin el sentido del tiempo. Con la mirada perdida y el móvil apagado. La gente le adelanta, le pide paso y le dan las gracias. Una medio sonrisa sirve para responderles. No tiene hambre, ni sueño, ni sed. Solo él en su cabeza. Y no consigue, ni quiere, desvanecer la ganas de él. Sigue andando. No para. No piensa. Apenas pesatañea. Él. Una y ota vez. Su cara. Sus ojos. Su sonrisa. Su voz. Su olor. Sus besos. Sus te quiero. No se le van de la cabeza. Cierra los ojos y le imagina. Imagina todo eso. A su alrededor deben pensar que está loca. Y no se equivocan. Es más, le encantaría gritarlo en medio de la calle. Llamar la atención de todos. Que le escuchen, que se rían si les apetece. No solo quiere que lo piensen, quiere demostrarselo. Quiere que sepan que sí que está loca. Loca por él.

lunes, 19 de abril de 2010

PARQUE.

Despeinada, con un solo calcetín y en pijama ando por la casa. Me encuentro la bañera llena de espuma y se escucha música de "Russian Red" que tanto me gusta. Sobre el taburete hay un regalo y un papel indicándome que lo abra después del baño. Me envuelve la curiosidad. Disfruto del agua caliente, del aroma que posee a las cuatro paredes . Aprieto la esponja y dejo que el jabón caiga por todo mi cuerpo. Cierro los ojos y solo pienso en ti. Me seco apresuradamente y desenvuelvo lo que contiene el papel brillante. Se me escapa un carcajada al ver un conjunto de lencería rosa bastante sugerente. Me lo pongo mientras me observo en el espejo. De perfil. Izquierdo. Derecho. De espaldas. Parece que me queda bien. Luego voy a la habitación y me encuentro con otro regalo. Es un vestido precioso. Escote en uve. El largo es perfecto, veinte centímetros por encima de las rodillas. Entonces apareces tú. Sonriendo. Me miras de arriba a abajo, se te escapa un "guau" y me besas. Me coges de la mano, y me invitas a salir. Protesto, ni siquiera me he peinado. Pero me callas con un beso y salimos. Te pregunto a dónde me llevas. Una y otra vez. Me vuelvo pesada, sin embargo, no dices nada. Es una sorpresa. Llegamos a un parque. Y en una de esas mesas de picnic nos espera el desayuno. Hay algo envuelto del mismo papel brillante que contenía mi nuevo conjunto de ropa interior. Me invitas a abrirlo. Sorprendida con todo lo que esta pasando, lo abro y me tiemblan un poco las manos. Es un libro. Se titula "Los Mini-Textos de Ester". No me lo puedo creer. Contiene trescientos once textos. Tres. Once. Nuestra fecha. Mis textos. Te miro con los ojos brillantes. Te beso. Te beso y te digo que te quiero muchas veces. Te doy las gracias otras tantas. Y lo abro. Está dedicado: "No encontré mejor forma de darte las gracias por cada uno de ellos. Gracias amor." No sé que decir y lo sabes. Por eso me abrazas, me besas y me recuerdas que siempre estarás junto a mí.

sábado, 17 de abril de 2010

ALMOHADA.


Me quedo boca abajo, en la cama. Recordando tus últimas palabras. ¿Cómo me puede emocionar tantas veces? Ya sé que me quieres y que soy tu chica. Tu vida y tu niña. Que mañana tendré más dosis de ti. Que puedo leer tus mensajes, ver tus fotos y reproducir tu voz. Puedo imaginarte, soñarte, desearte, anhelarte, echarte de menos. Puedo pasarme el día entero pensando en ti. Pero quiero más. Quiero besarte, tocarte, acariciarte, probarte, lamerte, abrazarte, sentirte, mirarte. Vivir a tu lado. Dormirme cada noche escuchando tu respiración, encontrarte bajo las sabanas, y no tener que soñar que me abrazas mientras compartimos almohada.

jueves, 15 de abril de 2010

MUÑECA.

"¿Cuál es tu sueño?" Estaba escrito en un papel, de color azul y en mayúsculas, esperando respuesta.Permanecía en la mesa desde que lo encontró ahí. Intacto. Ni siquiera le había dado la vuelta para asegurarse de que no había nada más. Sabía que no. Y aunque también sabía la respuesta no la escribía. Se sentaba en la silla y lo observaba. Era un simple papel, roto y desigual. De la primera hoja en blanco que él encontrase. Pensaba en sí verdaderamente era necesario contestar a la pregunta. Escuchaba música romántica y soñaba despierta. ¿Tan díficil es responder?, se decía a sí misma. Y no lo era. La primera vez que lo leyó tenía tan claro cuál es sueño que se dió la vuelta y le llamó. No mencionó nada respecto a lo que se encontró. No hacia falta. Quedó con él y le besó. Después, sin decir nada más volvió a casa. La pregunta seguía sobre la mesa. A él no le sorprendió su reacción. Ella es así. Durante cinco días estuvo pensando en la respuesta. En cómo decirsela. Le volvio a llamar y quedaron de nuevo. Ella se le acercó y se lo susurró y él, sonriendo, sin pensarselo, se apartó un poco la manga de la chaqueta y le enseñó la muñeca. En ella tenía escrito: "Mi sueño también eres tú".

ESTRELLA.











Sentados en el sofá, envueltos con una manta y viendo una película. Así es cómo empezó el final de la noche. Una noche especial pero rutinaria a la vez, ya que todos los días 3 hacíamos lo mismo. Nuestro feliz día 3. Cena preparada por alguno de los mejores restaurantes de la ciudad, comedia romántica y jacuzzi. En la cena siempre nos regalamos cualquier cosa y en ésta no iba a ser menos. Cada mes, desde hace varios años nos intercambiábamos regalos y me encantaba. Me encanta, porque lo seguimos haciendo. Puede parecer que después de tantos detalles y tantos meses, al final no causase la misma emoción. Pero al contrario, esperamos desenvolverlos con aún más ganas que unos niños el día de navidad. Sus regalos son sorprendentes e inesperados. Desde un ramo de rosas hasta una estrella. Sí, una estrella del gran firmamento. No es la más grande, ni la que más brilla. Ni tampoco tiene un pasado interesante. Y por eso mismo esa estrella ahora es mía. Para que sea testigo de nuestra vida juntos. La he llamado "tres"; sin embargo, es la primera y la única. Pero con ese nombre le pongo un candado a nuestra historia de amor. Esa estrella en un motivo más para demostrarme que me quiere, que nos queremos. Aunque eso lo demuestra regalándome día a día, algo tan simple y bonito como un beso, una caricia o un te quiero.



sábado, 10 de abril de 2010

DESAYUNO.



Abro los ojos y por un momento imagino que estas a mi lado, que me apartas el pelo y me das el primer beso del día. Que no me dejas irme de la cama y me atrapas entre tus piernas para que no me escape. Hasta que me dejo hacer y caigo en tus redes. Por enésima vez. Nos duchamos y de la mano salimos a desayunar. Notamos el aire fresco de la mañana y hablamos de cualquier cosa hasta que llegamos. Antes de entrar me das un beso, inesperado. Nos sentamos y esperamos a que un camarero, aún con cara de sueño, nos atienda. Esta vez te toca elegir a ti. Uno enfrente del otro. Te sonrío. Te quedas mirándome. ¿Qué?, te pregunto aunque ya sé lo que me vas a decir: que soy preciosa, aunque solo tú lo pienses. Y te discuto y me das un beso interrumpido por la bandeja con las tazas y los platitos. Nos reimos y el camarero nos acompaña pidiendo perdon por llegar en ese momento. Planeamos que cuadro iría mejor para el hueco entre el muebe del comedor y la puerta. Comemos. Silencio. Complicidad con la mirada. Te ries. ¿Me he manchado?, te digo mientras busco una servilleta. Niegas con la cabeza hasta que dices: No, pero soy muy feliz de tenerte conmigo. Por eso me río, porque soy feliz. Y un escalofrío me recorre el cuerpo. Te miro fijamente con los ojos brillantes. Por unos instantes no se que decirte. Pienso en que tu también me haces feliz a mí y que con cosas como esa haces que lo sea aún más. Se me pasan les de sentimientos por la cabeza pero hay uno que las resume muy bien. Uno que has escuchado y leído miles de veces. Y que cada vez supera a la anterior. Y te lo digo, despacio, sientiendo cada letra: TE AMO CIELO.

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