jueves, 24 de marzo de 2011

ETERNIDAD.

Por cada cosa bonita que me dices y que haces. Por todo aquello que vivimos y que haremos. Porque eres tú y soy yo. Por nuestras canciones y nuestros besos. Por los sueños que compartimos y que hemos hecho realidad. Por mis ojos cuando miran a los tuyos y por mis manos que acarician tus brazos. Por mis lágrimas de felicidad y tus risas de alegría. Por nuestras discusiones y reconciliaciones. Por nuestros miedos y distancias. Por ese futuro juntos y esa eternidad lejana. Por los escalofríos y silencios. Por la complicidad. Por nuestras letras infinitas. Por ese amor que nos hace existir. Sí, por ti y por mí.

FELIZ.


Abrí los ojos y sonreí. Tenía la sensación de que había dormido con la sonrisa toda la noche, de que había
soñado con cada una de esas cosas que me hacen sonreir. Con las que sueño, recuerdo y pienso. Me dí una ducha
y el agua no consiguió llevarsela por el desague. Seguía ahí. Sin forzarla. Sincera, natural. Tenía ganas de vivir, tal
vez en otro sitio, pero con fuerzas para seguir recorriendo mi camino. Predestinado o no. Seguro que sonreiría aunque no todo marchase de manera perfecta. Desayuné. Me puse vestido. Era un día cualquiera, en los que hay que ir con vaqueros y sueter. Pero me gustan los vestidos. Me hacen sentir bien y cuando estoy contenta no dudo en vestirme con uno de ellos. Nada planeado fuera de lo habitual. Instituto.Casa. Rutina. Pero estaba feliz. Muy feliz. La vida me daba razones. Y él era la principal.

Valoración del minitexto