lunes, 17 de enero de 2011

Escápate conmigo.

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Un libro es algo más que palabras. Es una historia capaz de emocionar y de hacer soñar a la persona que lo tiene entre manos. Es un mundo para imaginar y tal vez para desear. Celia siempre ha vivido rodeada de libros y desde que nació, sus padres se implicaron para que adquiriera el gusto por la lectura. No recuerda cuál fue el primer cuento que le leyeron ni cómo reaccionó, era tan pequeña que a penas abría los ojos. A los cuatro años aprendió a leer y buscó todos los libros de la casa. Le gustaba apilarlos y elegir uno al azar. Pero como a cualquier niña también le gustaba jugar con muñecas, vestirse con la ropa de mamá, colorear y ver dibujos animados. Un día de navidad, fueron a pasear por el centro de la ciudad. Tomaron chocolate caliente y encontraron una librería muy especial: “Página 73”. No era la típica tienda llena de best-sellers ni de muchos libros iguales. Allí la gente dejaba los ejemplares que no le cabían en la estantería o que, simplemente, ya no utilizaba. A la pequeña le llamó la atención que estuvieran ordenados por colores así que decidió que ese era su sitio preferido y, aunque en ese momento no sabía exactamente el por qué, lo cierto es que iba a menudo. La sección que más le gustaba era la de los libros azules. Los sacaba cuidadosamente de su sitio, los ojeaba y decidía cuál quería. Las primeras veces elegía los que más dibujos tenían pero conforme fue creciendo se iba decantando por aquellos de lomo más ancho. Eran libros económicos y la mayoría estaban casi descatalogados. Nunca ha dejado de ir, a veces por los libros, a veces por el señor Francisco y su esposa. Esa adorable pareja le ha enseñado tantas cosas...ha escuchado increíbles historias no escritas y conoce todos y cada uno de los recovecos de la librería.

domingo, 16 de enero de 2011

MANOS.

Me encanta pasear contigo mientras te cojo la mano, o me abrazas, o me besas, y el centro de la ciudad es testigo mudo. Disfruto con tus caricias en la espalda, con el masaje de tus dedos, con el recorrido de ellos por mi tripa, y por mi pecho. Y con tus palabras de amor, y de juego, y de rutina. ¿Cómo no me va a gustar sentir tus manos en mi pelo? O en mis mejillas, cuando recorres mi cara y me dices lo preciosa que soy. Tus manos me hacen disfrutar, sentirme deseada, querida, amada. Tus manos consiguen llevarme al cielo que los dos hemos creado, hemos soñado y en el que vivimos cuando estás conmigo, cuando  me tocas con ellas: con tus ansiadas manos.

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