jueves, 5 de marzo de 2009

LLAVERO.

Cuando abras la puerta de tu casa y escuches el metálico pero dulce tintineo del llavero que te regalé, acuerdate de que yo escucho parte de él cuando abro la puerta de la mía. Piensa en que es una escusa más para decirte que te amo. Y es que cualquier escusa es buena para repetirtelo una vez más. Cada día, cada vez que te lo digo, una invisible aguja atraviesa tu corazón y tu mente para impregnarles de pequeñas gotas de tinta que tatuan en ellos mis palabras consiguiendo así que siempre se queden en ti. Como con todo, se aprende con la práctica, y cada día que pasa, perfecciono la manera de tatuartelas. Con más precisión. Con más amor, porque cada día te quiero más que el anterior, aunque parezca imposible. Si, parece imposible, porque cuando te lo digo, no puedo pensar que te querré más al día siguiente. Y cuando me levanto, queda muy atrás el amor de las palabras que con tanta ilusión te dije la úlima vez . Me levanto con una sonrisa y con la aguja llena para seguir con mi tarea de tatuarte que eres mi vida y que estoy enamorada de ti.

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